Tú no puedes volver atrás, porque la vida ya te empuja como un aullido interminable.
Hija mía, es mejor vivir con la alegría de los hombres que llorar ante el muro ciego.

("Palabras para Julia". J.A. Goytisolo)

domingo, 3 de agosto de 2008

Los nuevos Narcisos

Hay espejos mucho más crueles y mentirosos que los de la madrastra de Blancanieves. Son espejos en los que nos miramos a todas las horas del día, los trescientos sesenta cinco días del año, a veces sin querer, otras veces conscientes de lo que hacemos. Lo peculiar de estos espejos es que no nos devuelven nuestra imagen exacta de carne y hueso, sino una más compleja, formada por remiendos que llevan etiquetas como "me odio esta parte", "esta me gustaría", que forman la imagen caleidoscópica de nuestras identidades. Estos espejos los tenemos por todas partes, mutados de apariencia como los malignos objetos mágicos que son, sustentados por las manos invisibles de brujas con nombres modernos, incitándonos a mirarnos en su magia negra. Son esas vallas plantadas en los solares y edificios de nuestras ciudades o diseminados por el paisaje a lo largo de las principales vías de comunicación; o esas pantallas gigantes en las que nos proyectamos como héroes y heroínas; o esas otras pequeñas de plasma (ya LCD...), en los salones de nuestras casas, en las que contrastamos la realidad con los deseos. Atrapados en ellos, esclavos sin voluntad, víctimas de su encantamiento, nos dejamos arrastrar por el amor o el odio a nosotros mismos en un sueño de pesadilla que, al final, nos conducirá irremediablemente a la perdición, como a nuevos Narcisos, alimentando el reflejo ilusorio, especular, de nuestro yo mientras dejamos consumir la materia de la que Dios quiso que estuviéramos hechos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Siempre me han fascinado los espejos. Sobre todo, esa dualidad, esa mentira escondida, ese reflejo, esa apariencia. Muy literario el espejo. Saludos desde el canal. A.A.